Yo…

somosidentidad

Author

Artículos

Category

0 Comments

Shared

Un desahogo para mi pecho que no aguanta más.

Las personas negras que viven en las zonas del pacifico están tan expuestas en estos momentos, muchas y muchos ahora se enteran que en los territorios ancestrales de las comunidades negras/afro e indígenas falta de TODO! Y no, no es culpa solo de la corrupción en esos lugares, es culpa de la violencia y el racismo estructural, que muestra que las vidas negras no importan.

Me duele y preocupa la situación en Tumaco y Guapi personalmente, mis ancestros son de estos municipios y aún cuento con familiares que tratan de sobrevivir allá. Resisten porque quieren, pueden o no les queda otra opción, pero se levantan y se ponen sus trajes de dignidad para darlo todo, todo por no desaparecer.

Mientras escribo Tumaco tiene ya su primer caso oficial de Covid – 19, en Guapi aún no se conocen casos y las medidas de aislamiento se encaminan a la severidad para obligar a las personas a permanecer en sus casas y no crear aglomeraciones. La medida de aislamiento la aplaudo desde mi apartamento en Cali, reconociendo que muchas familias, incluida la mía sobreviven del pan coger y su economía es del diario. Si no hay trabajo hoy, no hay comida hoy.

Mi posición por eso es ambigua a la hora de lanzar juicios de valor por el acatamiento de las medidas restrictivas de la movilidad, y decir que las personas son irresponsables, cuando yo, en estos momentos con todas las dificultades que tengo, si necesito una libra de arroz tengo la oportunidad de fiarla en la tienda. En Guapi hay tiendas que no tienen a esta hora media libra de arroz ni pa´ la dueña… esto no quiere decir que desconozca la necesidad de aislarse y más en las tierras de los pueblos negros.

La situación de Tumaco es igualmente preocupante, a esta tierra bella aprendí a amarla a través de mi abuela paterna, quien como último deseo de su vida solo pidió ser enterrada en su pueblo. Ella decía que nacer y ser de Tumaco era lo mejor que la vida lo pudo dar. A mi me parecía mágico hasta que camine sus calles embarradas llenas de hombres armados hasta los dientes, fuerza pública en Tumaco si hay, lo que no hay es un respirador que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de sus casi 222.000 habitantes según proyecciones del Dane.

El video de la alcaldesa de Tumaco, la señora Emilse, donde confirma el primer caso de Covid – 19, es doloroso, la mandataria tiene de fondo el cementerio y palabras más palabras menos, afirma que la administración puede garantizar 500 tumbas. Solo imagino lo angustiante que debe ser decirle al pueblo que la eligió para guiar el municipio “solo esperamos la muerte”. No se si fue esa su intención, pero desde la distancia eso entendí y sentí.

Conversando con mi esposa de la situación llegábamos al punto de reflexionar que si bien las personas negras del pacifico están desprotegidas, quienes emigraron (voluntaria y/o forzosamente) y hoy viven en las periferias de las ciudades tampoco están mejor. Basta dar una mirada en algunos de los asentamientos de desarrollo incompleto (invasiones) en Cali, la mayoría de quienes sobreviven ahí son personas negras, muchos menores de edad, personas de la tercera edad en condiciones sanitarias deplorables. No faltan quienes dicen que, porque tienen tantos hijos, a ellos les digo, la educación sexual, planificación y la posibilidad de abortos seguros no existen en estos lugares. Todo esto sin dejar por fuera la violencia contra la mujer y las violaciones a menores de edad.

En estos momentos, estoy tan triste… veo que las personas negras en las zonas rurales y las ciudades estamos tan desprotegidos, siento que seremos los mayores damnificados, nos contaran como números de muertos, seguiremos siendo las y los últimos para el Estado. Antes de juzgarme como extremista o de quejarme demasiado, les recuerdo que mientras muchas familias pueden pasar esta cuarentena en sus casas, muchas mujeres negras continúan prestando su mano de obra en esas casas de familia “bien”, pues muchas mujeres blanco/mestizas no pueden lavar un plato y menos pagarle el salario durante la cuarentena a esa mujer que abandona todos los días a su propia familia para servirle a la de ella.

En la calle de Cali y por medios televisivos veo a mujeres y hombres negros que van y vienen en las calles buscando el sustento diario, muchas y muchos los juzgamos a la ligera por no estar en casa, sin imaginar que cualquiera quisiera estar en casa cuidándose si esto supone cualquiera de estos escenarios; recibir salario, apoyo alimentario permanente, lugares dignos y aireados de habitación, medios básicos como agua potable, energía, gas, servicios de esparcimiento como internet, televisión o libros.

En fin, esté momento histórico ha servido para comprobar lo que las personas negras hemos dicho toda la vida, somos los últimos y al final la solidaridad viene de nuestras hermanas y hermanos negros…

PD. Esto lo escribo desde el computador de mi casa, con internet y comida que me espera, estoy mejor que muchas y muchos, y denunciar lo que denuncio no me hace hipócrita pues cada grano de arroz me lo he ganado a pulso y al final de todo esto (si sigo viva) me esperan facturas y planes de mejoramiento que ya no creo se den. Yo quiero y exijo para mis hermanas y hermanos negros oportunidad real, atención de Estado, reconocimiento de nuestra humanidad. Quitémonos la idea que entre nosotros debemos repartir pobrezas, la equidad debe venir desde arriba.

Comunidad

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments