También escuché a mi padre hablar sobre el partero que salía a la hora que fuera para ayudar a las mujeres de Guapi que Vivian en los ríos y no confiaban en médicos… creo que fue de los pocos parteros de su tiempo en Guapi.
Cuando me vio por primera vez, cuando fui a visitar a mi amada, lo primero que me dijo fue: Usted es de los. Arizabaleta, tal vez hija de Simón por lo oscura. Además, es igualita a la finada Josef, mujer del viejo Simón… Yo le dije, si, soy hija de Simón y claro también nieta de Josefa. Entonces empezó a contarme cosas lindas sobre el temperamento de mi abuela y cómo fue una mujer muy adelantada en su tiempo. Una mujer que hasta el final de sus días revindicó el Derecho y los aportes de las mujeres negras.
Particularmente recuerdo que, al inicio de la relación, Johana y yo habíamos terminado, y Don Machimbú me llamó e invitó a su casa, pues me dijo que lo tenia abandonado. Volví a la casa de las Ceibas, pero fue para reconciliarme con mi amada. Nuestra relación hoy se fortaleció en gran parte gracias a esa intervención.
No escribiré que fue el mejor hombre el mundo, de su actuación como padre solo sus hijas e hijos podrán decir algo, tampoco opinaré sobre su papel como esposo, solo diré que fue un gran suegro y un abuelo cariñoso para el “ciudadano” (así le decía a Simón Johan).
Hace falta Don Machimbú, gracias por esas palabras que hicieron volver, gracias por todo el amor dado a mi esposa. Descansa el cuerpo y vive por siempre el alma.