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En estos días he tenido la oportunidad de escuchar, empezar a entender y hacerme oír desde mi realidad y las realidades de la otredad. Muchas veces nos centramos en que mi verdad es la única y por lo tanto se invalida a las otras.

Crecí en un municipio de la zona andina del Valle del Cauca, desde que tengo conciencia real supe que era diferente y esa diferencia era percibida de forma negativa. Mi color de piel llevo a que fuera ubicada en lugares de inferioridad que aceptaba aún sin comprender el porqué.

No recuerdo haber sido alejada del grupo por ser vivir en la calle tal y o ser cercana a alguien en particular, no, a mi me alejaban por negra y ya. Claro, hoy algunas de las personas que me violentaron saldrán a decir que no fue así o que nunca fue su intención, pero si me violentaron y si, esa era la intención.

Esto contrasta con las historias de vida de otras mujeres negras que crecieron en el Pacífico con mayoría o totalidad de población negra, quienes no escucharon nunca mientras crecían; esta negra hp, esta negra cochina, esta negra fea, esta negra bruta, esta negra…

Cuando empecé mi politización consiente del ser negra y el racismo, me encontré con comentarios de personas negras que me invitaban (u obligaban) a reflexionar sobre “mis privilegios” por el lugar geográfico donde crecí, el colegio donde estudié, los servicios básicos a los que podía acceder y por mi apariencia física y compartimiento “social”

Está reflexión de privilegios me llevó a sentirme culpable por poseer cosas materiales que poseo, a no validar mis esfuerzos realizados, a quitarle sentido a mis luchas y a sentir la necesidad de callar mis dolores y realidades en aras de visibilizar otras realidades y dolores.

No es que desconozca las ventajas que mi madre y padre lucharon para otorgarnos a sus hijas e hijos al salir de sus territorios para formar familias. Esas ventajas son muchas veces más simbólicas que materiales, y claro, están ahí, pero sin permitir dejar de ser la negra hp en la sociedad racista.

Estudie en colegio percibido como privado, con docentes de cada área, salones amplios, transporte escolar, entrega de útiles escolares, zonas verdes, áreas de diversión como piscina, teatro, bibliotecas, laboratorios, educación técnica… pero ¿saben qué? Todo el tiempo me recordaron que yo no era una de ellos, que yo era la negra esa y siempre lo seria…

Como mujer negra no tengo ningún privilegio social, puedo tener ventajas sociales ganadas por mi madre y padre a costo de violencias racistas, pero privilegios no gente, el debate debería ir por otro lado…

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