El para mí, peligroso “lesbianismo político” me dicen que tiene su origen en lo que considero una idea bonita, el amor entre mujeres, pero que termina despojando de validez a las lesbianas por orientación sexo/afectiva.
La cosa va así, en lo que se denomina la segunda ola del feminismo se planteo la necesidad de permitir a las mujeres vivir su sexualidad libremente, esto claro incluye poner en tensión la heterosexualidad como fuente única de sexo y placer para las mujeres, permitiendo que aflorara la posibilidad del lesbianismo como un asunto político común más que como “solo” como una opción personal de algunas mujeres.
Una suerte de reconocimiento y autoreconocimiento desde la identificación de las mujeres con sus pares mujeres, dejando claro que el sexo es una parte (inexistente si se quiere) no el todo, pues lo que se promueve desde esta posición política es evitar el relacionamiento con hombres. Ohhhh esos seres entes de toda maldad, recitan algunas…
Aquí recuerdo la frase de “toda mujer es una lesbiana en potencia” que casi gritaban un grupo de mujeres en un encuentro feminista en México por allá en 2018, ellas decían que eran mis hermanas lesbianas, pero al preguntarles por novias o relaciones erótico afectivas, sus respuestas no pasaban de darme una declaración de amor fraterno y filial, hasta el punto de decirme que ser lesbiana es más que tener sexo con otra mujer.
Vean, siempre trato de defender las posturas de la gente, aunque este en desacuerdo con ellas, pero las “lesbianas” políticas que plantean que cualquier mujer puede (algunas dicen: debe) ser lesbiana así no sienta atracción sexual por otra mujer, me invisibilizan y de paso dan argumentos para quienes descalifican las relaciones erótico/afectivas entre las mujeres, porque así como puedo elegir ser una lesbiana (política o no) puedo elegir dejar de serlo, ojo ahí, están pisando suelo movedizo.
Claro, es importante que las personas; mujeres, hombres, personas no binarias, puedan reflexionar sobre sus gustos u orientaciones sexuales y cuestionar la heterosexualidad como la única forma de relacionamiento sexual, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa para mi. Por favor, empezando la semana, después de “descansar” y recordando aún los dolores en este país, no me vengan a dar sermones sobre el pecado, lo equivocada que estoy o sacarme su recua de autoras para ponerme en mi lugar y que aprenda a respetar a las lesbianas políticas, porque la verdad no me interesa.
Porque al final, esa niña, joven o mujer que no sabe identificar bien lo que siente por otra niña, joven o mujer, las escuchara y pensará: ahhhh esto es una cosa que yo puedo decidir y entonces no lo hare y ya, o llegará otra que se siente atraída por hombres, pero que en su afán de ser parte del grupo de sus amigas lesbianas políticas, se negara la oportunidad de vincularse sexo/afectivamente con los hombres.
Por último, para mi el decir que se busca la liberación de la mujer del yugo heterosexual lanzándola al “lesbianismo político” es igual de violento que nombrarse lesbiana y ni siquiera contemplar la idea de dar y obtener placer con otra mujer a través del sexo.
Fin del comunicado, creo que se me quemo el arroz…