Anoche no pude dormir bien, me despertaba a cada rato, trate de explicarlo con la soledad de la mitad de la cama, pues la amor está de viaje, quise justificarlo con la cantidad de trabajo represado que tengo, me repetí que obedecía a un ejercicio sobreprotector de madre al revisar a Simón Johan cada vez que me despertaba.
Luego, en una de mis tantas levantadas nocturnas a caminar por el apartamento me da por abrir está red social continuando con Twitter, para finalizar con noticias, y la cabeza casi se me estalla, llevando a reconocer que mi anormal estado de ansiedad esta por la nubes gracias a la política electoral y la cada vez más cercana segunda y definitiva jornada de votaciones.
Ataques de un lado y otro, violencia al extremo, pero también mucha y muy linda emoción por la posibilidad de un cambio, y la esperanza de un presente y un futuro mejor. Si, cada elección trae en alguna medida esos sentimientos, pero esta vez es diferente. Hoy un amplio sector de la sociedad está completamente consciente de lo que se puede llegar a ganar y perder.
Volviendo a mí, es horrible sentir este miedo a que algo puede pasar, que algo o alguien puede encender la mella como coloquialmente dicen, y ahí me extrapolo de este plano y me encuentro dentro del cuento de García Márquez, caminando sin rumbo en medio de la gente mientras escuchó que alguien dice “si ven, yo dije que algo iba a pasar”
No pretendo invitar a triunfalismos ni asumir derrotas y ya, nunca le exijo a nadie que se ponga en primera fila para nada, tampoco que deje de caminar por lo que quiere, sueña y merece, pero si espero que la violencia no se convierta en la salida para las frustraciones, solicitud para quienes estamos en las diversas orillas, porque algo vital también es romper con la mirada de bueno/malo. Si, la violencia que sentimos es la única que puede acallar la justa rabia e indignación, pero que también puede consumirnos como sociedad y retardar aún más los sueños de cambio y sobre todo de justicia.
Yo, alguien que desde muchos espacios ha asegurado que la NoViolencia no aplica para todas las personas y las causas, tengo que reconocer hoy que la violencia tampoco lo hace, recordemos a la juventud asesinada, torturada y aún hoy desaparecida en el marco del estallido social
Hola, soy Sami, me enuncio políticamente como mujer, negra, lesbiana y empobrecida (no pobre, son conceptos diferentes) Reconozco que estas categorías no son todo mí yo, pero que son parte integral de mi ser como sujeta política, y que desde la interseccionalidad dan una lectura más real de mis vivencias, opresiones, luchas, ventajas y triunfos.
Con algunas personas que hacen parte este mundo virtual también he interactuó de forma presencial, pero con la inmensa mayoría no. Eso no impide que sienta cercanía con quienes están detrás de estos perfiles, aquellas almas que me nutren, confrontan, dan alegrías y tristezas, y con quienes comparto y me uno en el sueño de empezar un cambio estructural en Colombia, donde las voces silenciadas históricamente puedan crear y disfrutar la opción de dejar de sobrevivir y empezar a vivir, a vivir sabroso.
Esa misma alegría y amor que nos ha unido en este gran proyecto dentro de la coyuntura política electoral de transformación, es mucho más grande que cada persona que lo integra, pero no tan grande como para pasar por encima de la humanidad de cada individuo, somos un todo, con todas las personas (Ubuntu). Eso debemos recordarlo siempre, porque si nos permitimos caer en el mesianismo, solo estaremos cambiando una persona/líder por otra y eso no es cambiar de verdad. Invito a que sigamos el caminar colectivo, pues parafraseando una vez más los conocimientos de la madre África, les susurro: si quieres llegar rápido haz el camino en soledad, pero si quieres llegar lejos ve en compañía.
Siento que es vital que recordemos que esto no se logró solo gracias a quienes están en la calle hoy, a quienes reconozco y admiro. Pero en este escrito quiero honrar y resaltar las luchas y conquistas de los pueblos originarios, el ímpetu y valentía de los pueblos y comunidades negras/afro con todas y todos los hijos de la diáspora, los aportes de las comunidades Rom, todas las conquistas desde los feminismos, la constancia desde el amor de las lesbianas, los homo/maricas, bisexuales, y claro de las personas trans que casi siempre dejamos atrás y sin apoyo. Destacar la fuerza de la juventud y los análisis desde la academia decolonial que abraza y honra los saberes y conocimientos propios, recordándome que nadie ha conseguido nada real en solitario, el contexto y quienes nos antecedieron aportaron y eso debe ser reconocido siempre.
Ancestras y ancestros negros, gracias por el espíritu vigoroso que me trasmiten, por no rendirse, por re-escribir nuestra historia desde la emancipación de los cuerpos y las almas, por seguir presentes en mi camino guiando estos pasos unas veces con miedo y otras con la fuerza de ustedes que me sostiene. Amor aquí por siempre y para siempre.
Gente extraordinaria, creativa, brillante, capaz y llena de amor, les invito para que sigamos en unidad caminando para cumplir este sueño de cambio y destruir las estructuras dominantes que nos oprimen para construir en su lugar sociedades amorosas y respetuosas de los derechos y realidades de la otredad.
Soy Sami y nunca he dudado que nos merecemos vidas mejores, por nuestro presente y futuro.