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Recuerdo que siempre, siempre me acerco a la persona negra con la que me encuentro en cualquier espacio con mayoría blanco/mestiza. Tengo la necesidad de hablar con la persona con quien siento lazos de afinidad que se crean con el reconocimiento de las violencias que se ejercen sobre los cuerpos y vidas negras.

Últimamente he sido cuestionada por esta actitud, lo cual me llevó a reflexionar y darme cuenta que…

El acercarme y reconocer como igual o importante a la persona negra es parte de un ejercicio de resistencia y lucha propia. Necesito sentirme segura y utilizó la estrategia de mis antepasados, estar unidas y unidos generando hermandad. No me uno a quien de entrada me violenta al considerar que estoy por debajo de ella, él o ellos…

Claro, no soy tan ingenua de pensar que con todas las personas negras se logra esa hermandad, es más he visto como en un primer momento los hombres negros me aceptan y acogen pero, a penas aparece en escena una mujer blanco/mestiza ellos cambian. Muchos hombres negros siente una compulsión por agradar y satisfacer a la mujer blanco/mestiza que tienen en frente, aunque eso signifique abandonar a su hermana negra.

Con las mujeres negras es diferente. Cuando las mujeres negras nos unimos no nos traicionamos en función de las personas blanco/mestiza (con excepciones también) es difícil que una mujer negra se preste para atacar a su hermana. La hermandad entre mujeres negras es real, la he sentido y la reconozco.

En consecuencia, reconozco en mí una mujer negra que SIEMPRE ha puesto por delante a las mujeres negras, para mi es imposible no privilegiar a quienes considero hermanas y quienes al igual que yo nos ubican en la base de la pirámide social, pues al final la mujer negra sigue siendo la última para todas y todos, por ello para mí será siempre la primera.

Las mujeres blanco/mestizas que hablan y “practican” su feminismo occidentalizado y excluyente, nos tratan como inferiores, como quienes ocupan funciones secundarias, y sobre quienes buscan ejercer una maternidad que las lleva a usurpar nuestras voces parándose delante y minimizando nuestras denuncias y/u ocultando nuestras realidades.

Y qué decir de los hombres negros y blanco/mestizos que nos ven como objetos sexuales, como las que se quedan en casa “pariendo o criando niños”, las que no son de mostrar en público, las que no son iguales en capacidad o posibles referentes. Difícilmente un hombre negro apoya a su hermana negra cuando esta se pone de pie para denunciar la misoginia y las violencias que se ejercen contra ellas en espacios de comunidad negra.

Los hombres blanco/mestizos nos exotizan al extremo y cuando dicen que quieren apoyar, lo hacer imponiendo sus miradas, descalificando las realidades que no viven o ejerciendo la violencia simbólica de “presumir” la caliente negra que se levantó. En los hombres blancos/mestizos las mujeres negras no encontrarán un aliado completo en la lucha antirracista. No, no se ataquen, si tienen a su pareja blanco/mestiza es su vida no la mía y no les estoy pidiendo que me explique ni convenzan de nada.

Las mujeres negras seguimos de pie gracias a otras mujeres negras, eso lo reconozco siempre. No soy amiga de todas las extraordinarias mujeres negras que se han cruzado en mi vida, pero les reconozco a cada una de ellas sus aportes a mi vida, soy lo que soy gracias a una mujer negra.

GRACIAS MUJERES NEGRAS POR EXISTIR, SER Y ESTAR. SOMOS LO MÁXIMO!!!

 

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